miércoles, 7 de julio de 2010

LAS CONVERSACIONES


LA COMUNICACIÓN EN LA PRACTICA

La comunicación en la práctica cotidiana es sinónimo de las conversaciones entre los que hacen y participan de la vida de la empresa. La calidad de las conversaciones, en otras palabras ¿de que hablamos y cómo hablamos?, define el éxito o fracaso de los intentos de comunicación

Un reconocido autor, Rafael Echeverría (La Empresa Emergente), sostiene que una empresa es una red estable de conversaciones y comprender la empresa implica examinar sus conversaciones. Asimismo asegura que sus debilidades están asociadas con la debilidad de sus conversaciones o la falta de cierto tipo de conversaciones.

Siguiendo este hilo podríamos asegurar que las competencias comunicativas de una empresa determinan en un alto grado su éxito o fracaso. Alcanzar objetivos requiere de la capacidad de dialogar, acordar, establecer compromisos y cumplirlos. ¿Cómo ve a su equipo en esta materia? ¿son capaces de generar diálogos fructíferos o no? ¿Dónde están sus debilidades?

LA ESCUCHA Y LA INTERPRETACION

El primer paso para conversar radica en saber escuchar. Dicho esto hay que recalcar que la escucha es suma de dos aspectos diferentes. Por un lado OIR, limitado a tener en buen funcionamiento el sistema auditivo, y por otro el INTERPRETAR que está asociado a nuestra manera de entender el significado de lo que nos dicen.

Es posible oír sin entender. Esta suele ser una recriminación que habitualmente dirigimos a otros.” ¿Acaso no me oíste? ¿Cómo tengo que decirte las cosas? ¿En qué idioma hablo acaso? Etc, etc. “

Estamos entonces ante un problema de significado, no de oído. Hasta tanto no seamos capaces de generar un significado común no habremos podido superar el obstáculo. El significado se rescata cuando las cosas “quieren decir” algo parecido. ¿Está usted seguro de que esto se produce cuando habla con su gente? ¿Siente que logra este efecto? ¿Ha podido verificarlo?

EL SIGNIFICADO COMUN

El significado común es hijo de nuestros modelos mentales, de nuestra manera de ver la realidad y filtrarla. Sale de la peculiar forma de entender el mundo que tenemos, fruto de variados factores como experiencias previas, valores adquiridos, crianza, paradigmas personales, etc. Dado que en un grupo solemos tener distintas realidades personales (subjetividades) resulta clave la manera de construir un significado común para los objetivos que planteamos alcanzar.

Quien conduce centra su acción en 3 aspectos: la definición de metas, su comunicación y la generación de motivación para su logro. De aquí que saber comunicar tiene estrecha relación con este significado común que mencionamos.

La real comprobación de que este proceso se cumple se basa en saber hacer buenas preguntas. No se trata de preguntar en voz alta “ENTENDISTE!!!!” sino ¿qué te sugiere lo que hablamos? ¿Qué podrías proponer al respecto? ¿Cómo lo llevarías adelante? Del tipo de respuesta surgirá con claridad si hay o no claridad en la consigna. Pruebe y verá….

miércoles, 9 de junio de 2010

CELEBRAR LOS LOGROS


Para y mirar para atrás

Detenerse un momento a contemplar aquello que una vez, terminado es fuente de satisfacción, constituye una motivación altamente positiva para todo un grupo de trabajo. No se pueden dejar pasar estos momentos como si tan solo fueran “lo lógico, lo esperado, el resultado natural” o como le decían algunos padres a sus hijos después de algo meritorio “no has hecho mas que cumplir con tu deber”.

Los logros son mucho mas que metas alcanzadas u objetivos cumplidos, son algo que incluye a la gente. Asi como un “desafío” suena mas personal que un objetivo, un logro implica una participación e involucramiento vital en el trabajo. Lograr algo es alcanzarlo despues de un esfuerzo considerable.

Además otra gran condición es que estos logros muestran la dimensión común de un sinnúmero de tareas individuales. Es eso que conseguimos al unir fuerzas, la resultante de un equipo.

Por eso celebrar es hacer un homenaje a la vida que viene junto al deber de cada dia. Es distender, poner ánimo, alegría y motivos profundos para festejar. El que es incapaz de celebrar, con el tiempo se hace incapaz para ver y distinguir lo importante de lo accesorio, de leer la trama invisible de los emprendimientos.

Encontrar el momento

Si el obstáculo para festejar es el tiempo, habrá que encontrarlo. Si no tenemos tiempo para esto, es sinónimo que no tenemos vida para ello, ya que el tiempo es solo una medida de la vida. Quien dice no tengo tiempo para celebrar, esta diciendo no me importa, no vale la pena. En el festejo y la celebración podemos encontrar valores comunes y relanzar nuestros proyectos con la convicción de un “se puede”!!

El valor pedagógico de este acto es enorme, no se dan una idea.

Es una manera de reforzar el valor de la diversidad que hemos destacado en estas páginas: la variedad en el mirar, el pensar y las formas de hacer, pero la unidad en los logros comunes.

Hay que permitir que nuestra gente se suba al barco de los logros, aún cuando pensemos que no son precisamente los artífices, hay que dejar el cálculo de lado y ser generosos en este sentido. Formar parte de un equipo con resultados y logros es también una manera de comenzar a sacar lo mejor de cada uno. A veces suponer una virtud es ya una manera de promoverla.

Asi entonces busquemos en nuestros tiempos momentos para evaluar el trabajo y celebrar. Mostremos lo importante que resulta para todos que las cosas se hagan bien y como de esa forma se alcanzan los proyectos. Un fin de año, un fin de ciclo, una visita de alguien o lo que sea nos da la posibilidad de encontrar buenas excusas para celebrar logros y fortalecer el espíritu común.

sábado, 3 de abril de 2010

miércoles, 31 de marzo de 2010




EL COLOR DEL LENTE


¿Es posible tener objetivos comunes con diferentes visiones?

COMO VEMOS LAS COSAS y COMO JUZGAMOS

Cada uno de nosotros tiene su particular manera de ver las cosas. El tiempo, lo que hemos vivido, las experiencias, el ambiente donde crecimos y nos educamos fue dando forma a esta manera de ver las cosas. Podemos afirmar que hay tantas lógicas como personas a la hora de ser y opinar. Este estilo nos define y los demás “nos clasifican”, por ejemplo como: realista, concreto, ordenado, sistemático, cercano y afectuoso, sensible, soñador, idealista, etc. según lo que predomine en nosotros.

En el ambiente de trabajo suelen chocar entre si las diferentes maneras de ser e interpretar las cosas que ocurren en el día a día. Este choque suele darse porque del ver pasamos a juzgar. Así de nuestra manera de interpretar salen los juicios y las opiniones, a veces demasiado categóricas, que son las que provocan las chispas de las relaciones humanas en el ambiente de trabajo.

VER, JUZGAR Y DECIDIR

Las situaciones y problemas que hay que resolver exigen permanentes decisiones y estas decisiones tienen como base precisamente nuestros juicios. Lo que nos parece más o menos urgente, más o menos importante, aquello en lo que avanzaríamos o en lo que nos detendríamos será diferente según nuestro juicio personal.

De las decisiones cosechamos resultados inevitablemente. Estos resultados entonces serán fruto de las decisiones y por lo tanto de los juicios y visiones que tenemos y practicamos a diario.

EL VALOR DE LO DIVERSO

La diversidad es una gran riqueza si la sabemos aprovechar, si podemos extraer de ella lo que sirve para aprender. De puntos de vista diferentes surgen diversas maneras de resolver problemas y afrontar desafíos. La diversidad la tenemos asegurada si somos capaces de participar, pedir opinión, consultar y poner en debate lo que puede aportar cada miembro de un equipo de trabajo.

INTEGRAR PARA GANAR

Resumiendo podemos afirmar que cada persona aporta su propia visión desde el color de su lente. De esta forma de ver surgen distintas lógicas, juicios y maneras de interpretar lo de cada día. Esto que para algunos es una amenaza, ya que solo valoran el pensamiento único, puede ser una gran oportunidad para enriquecer el trabajo y mejorar las decisiones.

Integrando visiones se forma un verdadero equipo, que es capaz de ver diferente pero trabajar duro por un objetivo común.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Columna Infortambo


EL COMPROMISO PERSONAL

Si pudiera resumir de las veces que pregunté en público la condición que más valoraría de su gente en las organizaciones la respuesta se concentra en una palabra, casi mágica, el compromiso personal.

Sin embargo alcanzar este grado de compromiso es un proceso complejo y labo­rioso que requiere tiempo y paciencia. Antes de llegar al compromiso, ya que implica una decisión libre de cada quien, resulta indispensable un acuerdo mutuo sobre el objetivo y el propósito del mismo. Nadie presta su lealtad ciegamente, si no percibe a cambio un beneficio o algo que ubica dentro de sus necesidades más vitales.

El mejor compromiso nace del consenso que se produce cuando ambas partes escuchan mutuamente sus necesidades. En un equipo de trabajo, en cualquier organización, escucharse mu­tuamente hace posible que cada uno alcance a entender los argumentos de la otra. Esta capacidad de entender y sobre todo comprender es vital. Captar las razones de un pedido, de una solicitud le quita su carácter imperativo fomentando el res­peto entre las personas.

Se trata entonces de hacer visibles las ventajas de las al­ternativas posibles propuestas para ambas partes. Luego viene lo verdaderamente complicado que es conseguir el consenso necesario para que se acepte esto como razonable a efectos de adoptarlo como decisión común.

Todo el esfuerzo que se haga hasta aquí resulta clave, entenderse-comprenderse- acordar es la parte esencial para avanzar y donde naufragan la mayor parte de los grupos de trabajo. Aceptar la opinión de la mayoría de mi gente, aunque no sea partícipe de esa opinión, y actuar en consecuencia a partir de ese momento con ese mandato lo convierte en algo virtuoso.

Veamos pues algunos aspectos que suenan indicados para este logro:

· Partir de un análisis lo más objetivo posible de la realidad, de los hechos, de aquello que todos seamos capaces de reconocer concretamente.

· Exponer el hecho que todos, absolutamente todos, estamos implicados en su solución dado el carácter de propósito común que hemos asumido.

· Solicitar opinión a cada uno, sobre todo a quienes suelen ver la mitad medio vacía del vaso, forzándolos a tomar posición pública.

· Emplear la experiencia de la opinión calificada de los más respetados por su trayectoria y transparencia.

· Trabajar sobre propuestas y no sobre protestas, esto es en cosas conducentes y constructivas.

· Exponerse a evaluar en conjunto los planes de acciona adoptados y de esa forma hacer del compromiso un factor de unión y no de mero debate.

Es muy raro que se den casos donde la unanimidad sea el factor común. Es más bien probable que debamos trabajar el acuerdo permanentemente en la toma de decisiones que implican el trabajo de un equipo.

Si bien es un camino más largo es necesario e inevitable. No hay compromiso sin involucramiento personal, sin que cada uno ponga de lo suyo, ya que lo otro termina en el ya comentado cumplimiento (cumplo y miento.…) que nos aleja de los proyectos comunes.

El compromiso tiene claramente un precio y éste es andar este camino por más que a veces parezca más sencillo alzar la voz y lograr el aparente acuerdo del silencio cómplice, que sin embargo dura lo que permanece el sonido en el aire…

sábado, 2 de enero de 2010

Los cambios en una organización no perdurarán si no tienen arraigo en las personas que la componen, en sus sistemas de creencias, en sus valores, en su modo de percibir el mundo, en el modo de relacionarse y en la forma en que asumen responsabilidad.

viernes, 1 de enero de 2010

¿CAMBIOS?